Santa Isabel de la Trinidad, poesías para festejar la Navidad

P 23 Navidad de 1894

Aquel a quien los ángeles adoran

está allí en pobres pañales,

puedo dudar de su amor,

tan bien probado en este hermoso día?

Humilde Jesús, modelo mío,

serte fiel oveja yo confío,

llevando mi cruz te seguiré

y siempre tu voz escucharé.

P 45 La noche de Navidad

[25 de diciembre de 1897]

Melodiosos sonidos del Carmelo,

subid alegres hasta el cielo

en esta noche misteriosa,

tan pura y deliciosa.

Me gusta escuchar esos sonidos

en el profundo silencio

de la solemne y grande noche,

siempre tan bella y memorable,

al tiempo que vosotras, carmelitas,

almas escogidas y selectas,

ofrecéis oraciones al Señor,

llenas de dulce y santa alegría,

tras las tupidas rejas.

Oh almas santas, humildes mujeres.

Yo, yo también oro al señor

y le doy mi pobre corazón.

Yo le pido me dé como porción

ser humilde y pobre como El,

dejarlo todo para ser suya,

siempre y toda suya,

amándole cada vez más cada día

y teniéndole solo por apoyo,

subir acompañándole al Calvario

en un pobre y santo monasterio.

(Sufrir! (Siempre sufrir!,

ése es mi ardiente deseo…

Delante del portal allí yo oro

con fervoroso corazón,

pidiendo a Jesús, mi Salvador,

se digne aceptar mi vida

para conversión del pecador

que ultraja sin cesar su Corazón.

En ese pobre y frío establo

(qué hermoso está el Niño Jesús!

‑‑(Qué gracia, qué prodigio, qué milagro!

(Ha venido por mí!

Melodiosos sonidos del Carmelo,

subid alegres hasta el cielo

en esta noche misteriosa,

tan pura y deliciosa.

P 75 [Ha venido para mí]

[Para el 25 de diciembre de 1901]

En el humilde y frío establo

(qué hermoso está el Niño Jesús!

(Oh gracia, oh prodigio, oh milagro!

(Sí, ha venido para mí!

Contemplando la gran miseria

de los hijos que ha amado demasiado,

el Padre, lleno de ternura

les dio su Verbo adorado.

Ese dulce Cordero pequeñito

es la luz eterna y verdadera,

el que reina en el seno del Padre,

y su plena verdad manifiesta.

(Oh pura, Oh dulce visión!

En mi alma de nuevo se cumple

el grande, el sublime misterio,

de una nueva Encarnación.

No vivo yo, El vive en mí,

(Oh esto es ya la visión!.

La visión que nunca se borra

mientras dura la vida de fe.

Viene a revelar el misterio,

a enseñar los secretos del Padre,

a llevar de claridad en claridad

hasta el seno de la Trinidad.

(Qué bueno es en el silencio

escucharle ahora y siempre,

gozar en paz de su presencia

para entregarse totalmente al amor!

Oh Cordero puro y manso,

Tú sólo eres mi único Todo.

Tú lo sabes bien, tu prometida

se siente por el hambre acometida.

Tiene hambre de comer a su Maestro,

y sobre todo de ser comida de El,

de entregarle todo su ser,

para que todo lo suyo sea tomado.

(Qué yo por ti sea invadida

y viva sólo de ti,

cosa tuya, hostia viviente

consumada por ti sobre la Cruz.

)He cumplido bien mi oficio?,

Cristo mío, )te he nutrido?

)Has encontrado delicias

en el alma de tu pequeña?

P 86 He visto brillar la estrella luminosa

[Para el 25 de diciembre de 1902]

He visto brillar la estrella luminosa

que me indicaba la cuna de mi Rey,

y en la noche tranquila y misteriosa

hacia mí parecía caminar.

Después escuché, llena de gozo,

la voz tranquila del Angel que me dijo:

*Recógete, es en tu alma

donde el misterio se ha cumplido.+

Jesús, Esplendor del Padre,

se ha encarnado en ti.

Con la Virgen Madre

estrecha a tu Amado,

El es tuyo.

Oh, mensajero de este Rey que me llama,

)no se llama el Esposo?

)Qué ofrecerle en esta nueva alba?

Me pareció tan dulce y poderoso…

(El Angel) Tu misión en este mundo

es de sólo saber amar,

es la de penetrar en el misterio

que El te ha venido a revelar.

Jesús, Esplendor del Padre,

se ha encarnado en ti.

Con la Virgen Madre

estrecha a tu [Amado,

El es tuyo].

Es el Esposo, su voz me invita:

su primera palabra fue: *Ven+.

El astro brillante de su Epifanía

se eleva y brilla en el horizonte.

Oh Señor, concede a mi alma,

concédele el amor y la fe.

Espíritu Santo, aumenta mi llama

para unirme a mi divino Rey.

Jesús, Esplendor del Padre,

Jesús, mírame,

es en ti en quien espero,

y para ir a ti

prepárame.

Había dejado el Serafín la tierra,

pero el rayo brillaba siempre en mí.

Recogiéndome bajo esta claridad,

por el amor y la fe me unía a Dios.

Haciéndome después alma adorante,

escuché a mi Verbo adorado.

Y escuché el canto que se canta

en el seno de la Divinidad.

Jesús, Esplendor del Padre,

Jesús, mírame,

es en ti en quien espero.

Oh, para ir a ti

prepárame.

P 88 [Hay uno que comprende el Misterio]

[Para el 25 de diciembre de 1903]

“In principio erat Verbum”.

Hay uno que comprende el Misterio,

uno que le comprende desde la eternidad,

el que es el Esplendor del Padre,

su Palabra, su Verbo encarnado.

Impulsado por su ardiente caridad,

en un divino exceso de su amor,

he aquí que al Hijo de su amor

nos entrega el Padre este gran día.

Que yo pase mi vida

escuchándote, oh Verbo,

que sea esa invadida

que sólo sabe amar:

“Amo Christum”.

“Casa de Dios”, tengo en mí la oración

de Jesús, el divino adorador.

Ella me lleva a las almas y hacia el Padre,

pues tal es su doble proyección.

Salvar con mi Maestro

es todavía mi misión.

Para eso debo desaparecer,

perderme en El por la unión.

Jesús, Verbo de vida,

siempre unida a ti,

tu virgen y tu hostia

irradiará el amor.

“Amo Christum”.

El está en mí, yo soy su santuario.

(Oh! )No es ésta la *Visión de paz+?.

En el silencio y el profundo misterio

me hace su cautiva para siempre.

Oh, que yo viva a tu escucha

siempre tranquila en la fe,

adorándote en todo,

sólo viviendo de ti.

Bajo tu inmensa luz,

oh Verbo, día y noche

sea yo toda entera

la presa de tu amor:

“Amo Christum”

Madre del Verbo, dime tu misterio.

Dime cómo viviste en este mundo,

desde la Encarnación,

sumergida en incesante adoración.

En una paz inefable

y un misterioso silencio

conociste al Insondable,

llevando en ti *el don de Dios+.

Bajo el divino abrazo

guárdame siempre, Madre,

que lleve siempre el sello

de este Dios todo Amor:

“Amo Christum”.

“Sint unum”

P 91 [En un humilde y pobre establo]

[25 de diciembre de 1904]

En un humilde y pobre establo

reposa el Verbo de Dios,

es el misterio adorable

que al mundo revela el Angel.

*Gloria in excelsis Deo.+

Tiene necesidad el Todopoderoso

de bajar, para difundir su amor.

Busca un corazón que le comprenda

y en él quiere su mansión fijar.

En su amor, olvidando las distancias,

ha soñado con una unión divina.

Desde lo alto del cielo El se lanza

a consumar en cada instante la fusión.

Estribillo

Oh profundo e insondable misterio,

el Ser increado se orienta hacia mí,

a través de todo puedo contemplarle

desde la tierra, a la luz de la fe.

Como en otro tiempo a mi santa Patrona

me dice Jesús: *)Quieres vivir conmigo?

Isabel, mi amor te envuelve

uno contigo yo quisiera ser.

Vengo a enseñarte a ser esposa,

a inmolarte para consolar mi corazón.

De mi honor serás siempre celosa;

en adelante, busca en todo mi bien+.

Oh profundo e insondable misterio,

el Eterno se inclina hacia mí,

a través de todo puedo contemplarle,

unirme a El, tocarle por la fe.

*Mírame, mejor comprenderás

el don de sí, el anonadamiento.

Para engrandecerme debes siempre bajar,

sea tu reposo el rebajarte.

El encuentro siempre se hace ahí;

para encontrarme hay que aniquilarse.

A los sencillos se revela y muestra

el Dios escondido a quien tu amor busca.+

Oh profundo e insondable misterio,

el Infinito se sepulta en mí,

a través de todo puedo desde la tierra

perderme en El, abrazarle por la fe.

Una víctima buscáis, Maestro adorado,

y queréis en vuestra caridad

perpetuar vuestra vida para siempre

encarnándoos entre la humanidad;

deseáis que siempre suba al Padre

el sacrificio y la adoración.

Con vuestra sangre cubriréis la tierra,

restaurándonos con tan divina efusión.

Oh profundo e insondable misterio,

mi alma se convierte en vuestro sacramento.

Venid en él a glorificar al Padre

en el silencio y el recogimiento.

P 96 [Es medianoche]

[Para el 25 de diciembre de 1905]

Es medianoche. En la naturaleza

todo es paz y silencio.

Sólo se oye el dulce murmullo

de las almas, que sube hasta Dios.

Ellas suspiran en la espera

de su anhelado Liberador.

Cuando de pronto en el cielo se canta

el nacimiento de nuestro Redentor.

Viene a nosotros, cantemos la Navidad.

El Emmanuel está con nosotros.

Bajo los rasgos de un pequeño Niño

podemos contemplar al *Invisible+,

(Qué misterio tan incomprensible!

Jesús el Fuerte, el Todopoderoso,

el Dios escondido, el Inaccesible

se hace por nosotros un pequeño niño.

En la serena calma de la noche,

cabalgando sobre un pobre camello,

debo dirigirme y no sin pena

hacia nuestro dulce Cordero.

Imperturbable avanzo sin temor

en medio de los desaires y las cruces.

Dios me tiene en sus brazos,

a través de todo yo amo y creo.

Como de una escoba que se coge y deja

puede Jesús de mí servirse.

Sin cesar le cantará mi corazón:

*Tengo fe, Señor, en vuestro amor+,

he comprendido la lección suprema

de mi Amado Maestro y mi Señor:

*El se anonadó a Sí mismo

bajo la aparición de humilde servidor+,

Penetrando el misterio, David canta

en un salmo ciertamente divino:

*Que El ha sido engendrado por el Padre

antes de la estrella de la aurora.

Junto al sol y la luz

ha colocado su morada,

y nadie será capaz de sustraerse

a su benéfico influjo+.

Estribillo

Viene a nosotros, cantemos la Navidad.

El Emmanuel está con nosotros.

Su nombre es verdaderamente adorable.

Y debe escucharse de rodillas.

Su nombre es *El Verdadero+,

*El Fiel+ 9, y (es nuestro Esposo!

El es *Principio y Fin+,

el Astro más antiguo que la aurora,

astro que nunca tendrá ocaso.

Estribillo

Viene a nosotros, cantemos la Navidad.

El Emmanuel está con nosotros.

Con San Pablo quisiera decir:

*Por su amor todo lo perdí

y lo que mi alma desea

es cada día mejor poseerle.

Lo que quiero es conocerle,

a El, mi Cristo y Redentor,

y conformar mi ser

a imagen de mi Salvador+

Estribillo

El es mi vida en este Carmelo,

El es mi vida y también mi cielo.

Al lanzarse Jesús sobre la tierra

desde el seno de la Divinidad,

dice: *Heme aquí que vengo, oh Padre,

para cumplir tu santa voluntad+,

Con Jesús, sacerdote y víctima,

hagamos también nuestra oblación,

para tener así una parte íntima

en su divina misión.

Hagámonos mediadoras

con el divino Salvador,

seamos reparadoras

que sepan vengar su honor.

Para dar gloria inmensa

a nuestro Dios,

inmolémonos en el silencio

en este santo lugar.

Por el amor que le apremia

el Esposo de nuevo se da.

*Demos saltos de santa alegría:

éstas son las bodas del Cordero+.

Escuchad la voz solemne

que suena en el cielo azul;

ella nos dice: *Reuníos,

venid al banquete del Señor+.

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