Día 9. La visitación de María a su prima Isabel

Nos dice el Evangelio de san Lucas: «En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá» (Lucas 1, 39-45).

     Si María no hubiera hablado con José sobre el anuncio del ángel, cuando su prima Isabel lo proclama en voz alta, María habría tenido un problema grave. Su prima le confirma que lo que el Señor le ha hecho saber se cumplirá, tendrá un hijo y José lo acogerá, por eso María no deja de orar por José, para que acepte la voluntad de Dios.

Oración

Dios te salve, María,
llena eres de gracia;
el Señor es contigo;
bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

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